jueves, 6 de marzo de 2008

Ironía y Aporía en Sócrates

La Ironía y la Aporía son recursos o procedimientos de Sócrates para demostrar o poner al descubierto la argumentación inconsistente o incoherente de los interlocutores, haciendo ver las contradicciones del discurso, y sus propias dificultades, que denotan ignorancia del pretendido saber "sofístico", a fin de
continuar luego el camino de búsqueda de la Verdad a través del diálogo filósofico.

Con la ironía, aparentando no saber absolutamente nada, Sócrates intentaba minar la seguridad cognoscitiva de sus interlocutores, a fin de hacerles ver de que su conocimiento era aparente y en realidad no sabían lo que se jactaban en decir que sabían. Con este recurso Sócrates demuestra la ignorancia de sus interlocutores y allana el camino para proseguir en búsqueda común, a través del diálogo, de la Verdad.

La aporía significa la imposibilidad de llegar a una definición universal última de un concepto. Es decir, las preguntas socráticas, aunque aportan un cierto esclarecimiento conceptual con respecto al punto de partida inicial, no tienen una respuesta concluyente o definitiva. Se llega finalmente a un callejón sin salida; eso es en sentido etimológico APORÍA (A, partícula privativa griega que significa "SIN"; poros, abertura, salida, escape). Entonces: APORÍA = [camino] "sin salida". La aporía generaba confusión e incomodidad entre los adversarios de Sócrates, tal como hemos visto en la Apología y el Gorgias. Los primeros diálogos de Platón tienen un carácter aporético.

En el siguiente pasaje, extraído de una página web sobre la filosofía de Platón, encontrarás información contextualizada sobre la "ironía" y "aporía" empleadas por Sócrates:

"Platón fue el creador de un nuevo género, el diálogo, que combina un estilo literario altamente poético con elementos dramáticos en forma de conversación entre Sócrates (figura que sería posteriormente sustituida por un viajante extranjero) y uno o más interlocutores. El contenido de tales diálogos es una teoría política y filosófica propia, cuyos elementos principales son la superioridad moral de la virtud, la identificación del vicio con la ignorancia, la inmortalidad del alma, la idea pitagórica de la reencarnación, el interés por la paideia o educación de los jóvenes y el proyecto de un Estado gobernado por filósofos. Pero el punto fundamental de Platón es su teoría de las ideas, según la cual el mundo sensible depende de un mundo trascendente y superior, que es el auténtico. Para introducir estos conceptos se sirve de un método crítico de carácter científico que se expresa mediante la mayéutica, es decir, el empleo de preguntas y respuestas que garantizan una correcta argumentación a cada paso. Este es un sistema que pretende diferenciarse de los discursos sofísticos, aunque comparte con ellos muchos aspectos retóricos. El tono que emplea Sócrates en los diálogos platónicos es irónico. La ironía en su significado etimológico quiere decir autodesprecio o cuestionamiento del propio conocimiento y, por extensión, de las ideas de los otros, contraponiendo la doxa (opinión falsa preconcebida) con la alétheia (conocimiento verdadero). De
ahí la famosa máxima socrática "sólo se que no se nada". Se trata de una filosofía firmemente anclada en la experiencia, contrariamente a lo que podría parecer, porque si bien se sustenta en generalizaciones, éstas están ilustradas con ejemplos de la vida cotidiana. Los dos elementos del diálogo platónico son el logos y el mithos, de los que el primero representa la doctrina racional y filosófica que pretende educar a los ciudadanos mientras que el segundo aparece como una historia de inspiración mitológica que ejemplifica el discurso y habla al pathos, la parte irracional y simbólica del hombre.

Como autor literario, Platón demuestra un dominio asombroso de la lengua griega, que maneja con gran elegancia aunque también empleando palabras sencillas, fácilmente comprensibles, con profusión de metáforas y símiles, que se fue haciendo cada vez más artificioso a medida que envejecía su autor. Esto ha llevado a los expertos a clasificar los diálogos en tres grupos en base a un criterio cronológico: los primeros diálogos (i), conocidos también como aporéticos, tratan de definir alguna cualidad humana como la virtud o el valor, sin llegar a conseguirlo totalmente, pero logrando desenmascarar las preconcepciones falsas que se interponen entre el hombre y la realidad de las ideas. Esto es lo que significa la aporía, el fracaso a la hora de responder a la pregunta formulada, un callejón sin salida. Los diálogos intermedios (ii), que constituyen la cima estilística de Platón, presentan los mitos más elaborados y sitúan la acción en escenarios vívidamente descritos. Este es el influjo de la técnica dramática de la tragedia que mencionábamos más arriba. Finalmente, los últimos diálogos (iii) son mayoritariamente considerados por la crítica como mediocres en cuanto a la técnica literaria, presentan una estructuración excesivamente estudiada de palabras y frases cercana al amaneramiento, y renuncia progresivamente a los elementos dramáticos en virtud del contenido político y filosófico.

Fuente: http://turan.uc3m.es/uc3m/inst/LS/apolo/platon.html


Sobre el tema de la ironía y la aporía, entre otros conceptos relacionados, en un sentido más amplio, y con sus implicaciones psicológicas, puedes darle un vistazo al siguiente blog:

http://amaliaskepticism.blogspot.com/2007/03/de-la-irona-y-el-dilogo-interno.html